2019: Cambio de perspectiva

No estoy muy de acuerdo con la máxima que corre como la pólvora en el mundillo financiero de que lo mejor de 2018 es que ya se acaba. Creo que es una consecuencia de no entender cómo hay que plantearse las inversiones. Desde luego, el año que termina hoy ha sido aciago para los mercados financieros y ha dado lugar a muchos titulares grandilocuentes, sobre todo últimamente. El peor diciembre de los últimos cien años. La mayor caída desde no sé qué año. Ningún activo en positivo, circunstancia que no se daba desde hace…

Sin embargo, este planteamiento no hace sino evidenciar la cortedad de miras que tenemos a la hora de invertir. Un año en los mercados financieros no es nada. No significa nada. Y no debería importar nada. Es comprensible que se planteen los cortes por años naturales; sin embargo, delata lo mal que planteamos las inversiones.

Y no es por hacer de menos a lo sucedido los últimos doce meses. De hecho, es algo de lo que venimos hablando en esta página prácticamente todas las semanas. La conclusión sería que no comparto la locura generalizada en la que estamos inmersos y, aunque fastidiado, no estoy preocupado.

Sin embargo, creo que más allá de cuál haya sido el comportamiento de los distintos activos en 2018, la mejor enseñanza que deberíamos llevarnos es que tan solo se trata de una meta volante, y la inversión no va de metas volantes. Esto es una carrera de fondo y enredarse en el corto plazo nos hace perder la perspectiva necesaria para tomar las decisiones de forma correcta.

2019 será como sea. A mí me gustaría que volviera la cordura y que aflorase buena parte del valor que hay en la Bolsa española. Pero, de verdad, si no fuera así, no importa. Feliz Año Nuevo.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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