Ahora la FED es la excusa

La semana pasada le tocó el turno a la Reserva Federal americana (Fed). La interpretación de su decisión es un muy buen síntoma del punto de enajenación mental en el que están ahora mismo los mercados.

Cualquier decisión que hubieran tomado habría sido interpretada de forma negativa por inversores y analistas. Era una situación que los anglosajones definen como «pierde-pierde». Subieron los tipos hasta el nivel que se esperaba y el discurso fue algo más prudente de lo que venía siendo hasta ahora. No fue suficiente para el mercado, que no sabe muy bien qué quiere en este momento.

Otra posibilidad hubiera sido no subir tipos. Pero seguro que también el mercado lo hubiera interpretado mal, alegando que un cambio tan drástico en la política monetaria era un anticipo de que las cosas se estaban torciendo más de lo previsto en lo macroeconómico.

En cualquier caso, y más allá de cuál fuera la decisión de la Fed, la situación descrita constituye el mejor ejemplo del punto de histeria colectiva que campa por el mercado. Locura transitoria que desde luego no está justificada por la realidad de las cosas.

Así están las cosas, y el único consuelo es la certeza de que el mercado recuperará la cordura. Esta vez tampoco va a ser diferente. El polvo se asentará y veremos cómo, una vez más, esta sobrerreacción de las Bolsas por culpa de la psicosis colectiva ha generado enormes oportunidades de inversión.

No correr con la manada le lleva a uno a tener que dar muchas explicaciones. La alternativa es optar a las rentabilidades que consigue la mayoría en Bolsa, es decir, ninguna.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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