La semana pasada hablamos de que era el año de la Bolsa española. Y será así porque, entre otras cosas, también va a ser el año de los bancos, que tienen un peso relativo superior al de otros índices comparables. Y esto se debe a dos circunstancias: la normalización de la percepción del riesgo y de los tipos de interés. Una cosa va de la mano de la otra, aunque no son la misma.
Por el lado de la percepción del riesgo, los bancos son, y han sido siempre, la piñata de los mercados. A nada que la percepción de riesgo aumenta, incluso aunque no tenga nada que ver con ellos, el mercado atiza a los bancos. Algo que se debe al tamaño de su balance, que los hace especialmente sensibles ante cualquier duda sobre un eventual empeoramiento del riesgo país.
Por otra parte, la sensibilidad que tienen a la evolución de los tipos de interés se debe a que la rentabilidad de la banca depende directamente del nivel en el que se encuentren. Tras muchos años de políticas monetarias extraordinariamente laxas, parece que en los próximos 18 o 24 meses debería empezar a normalizarse la situación. Y el mercado lo debería empezar a recoger este mismo año.
El diferencial entre el Euribor a doce meses y el «spot» y el «forward» a un año son prácticamente 20 puntos básicos. Un alza de esta dimensión, que representa un mísero 0,20%, supondría, por ejemplo, 30 millones más de beneficio sobre los cien que pudieran estar ganando hoy. El apalancamiento de la banca española, sobre todo de la doméstica, a la normalización de tipos es enorme. Y el camino en lo que a valoración se refiere nos lo ha marcado la banca minorista americana: los bancos americanos cotizan cerca de dos veces su valor en libros, mientras que la banca española, en agregado, no llega a una. Por lo tanto, ya sabemos cuál es el camino de los bancos en los próximos tiempos. A lo anterior hay que sumar que el proceso de consolidación europeo va a continuar y es probable que un cambio en el ritmo de actuación de los bancos centrales lo acelere. El tiempo ha dejado de jugar a favor de los compradores que hoy no tienen alicientes para retrasar la decisión de compra, pues saben que en un par de años pagarán más caro. Así las cosas, la Bolsa española y los bancos que forman parte de ella serán dos de los grandes protagonistas de 2018. Ya han empezado a serlo, pero esto no ha hecho nada más que empezar.
Artículo publicado en ABC.
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