Aquellos maravillosos años

La crónica del mercado de ayer –lunes 8 de febrero– podría ser la siguiente: arranque del día sin dirección clara pero con los mercados más o menos tranquilos. Y de repente, sin que hubiera sucedido nada digno de mención, la bolsa presentaba una caída para el recuerdo antes de que nos quisiéramos dar cuenta. En otras ocasiones, al menos, hubo algo a lo que achacar semejante bofetada sin embargo, hoy, no ha habido nada. Ni noticias macro ni micro, ni declaraciones fuera de tono, ni nada en el frente geopolítico, ayer simplemente no pasó nada. El patrón de comportamiento de los distintos activos parece anticipar el inicio de una recesión a nivel global: activos de riesgo (bolsa, high yield, crédito) cayendo en picado y activos refugio, haciendo honor a su nombre, aumentando su demanda como hacía tiempo que no veíamos. Los bonos soberanos alemanes y americanos y el oro son los mejores ejemplos.

Sin duda, movimientos como el de ayer dan alas a teorías conspiranoicas próxima a la del canario en la mina y siembran dudas entre los inversores acerca de un posible descarrilamiento de la economía comparable al 2008 o 2011. Sin embargo, y aunque los discípulos del apocalipsis tienen mucho predicamento, creo que no constituyen situaciones comparables.

09022016-jri-jose-ramon-iturriaga abc

Y aunque lo hemos argumentado varias veces en esta bitácora, hoy quiero apelar al sentido común. ¿De verdad creen que nos encontramos a las puertas de una crisis financiera como la del 2008? ¿De verdad creen que está en tela de juicio la continuidad del euro como pasó en 2011? Yo, como he dicho, no creo que las situaciones sean comparables y no sólo por la información que manejamos sino también porque las sensaciones no pueden ser más distintas. Puede que el mundo vaya a crecer algo menos por las consecuencias de la crisis de los países emergentes pero la solvencia del sistema financiero mundial no resulta ni parecida a la de “aquellos maravillosos años”. Además, los mecanismos de prevención y protección que se han desarrollado en los últimos tiempos para atajar estas situaciones han sido efectivos. Por todo ello, pensar que podemos entrar en una espiral autodestructiva representa un disparate.

Eso sí, es probable que en los próximos días sigan cebándose estas teorías apocalípticas. Habrá que esperar a que –una vez más– los datos desmonten nuestros temores. Mientras eso sucede, recuerden que el mercado ha predicho diez de las últimas tres recesiones.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
Últimas entradas de José Ramón Iturriaga (ver todo)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.