Algo se mueve en el sector bancario europeo. Lo más sonado de la semana pasada ha sido el anuncio de relevo de directivos en los dos grandes bancos españoles –no mucho más que otro, ya que el Santander vale el doble en Bolsa que el BBVA–. La coincidencia temporal ha desatado todo tipo de rumores. Sin embargo, todo apunta a que ha sido solo eso, una coincidencia.
El relevo en el Santander se tiene que leer como un claro síntoma de cambio de ciclo: como Michael Corleone en El Padrino, Ana Botín necesita un nuevo consejero delegado que le ayude a pasar al ataque. Álvarez ha sido un magnífico primer ejecutivo en la reestructuración del banco durante el largo periodo de vacas flacas que lleva el sector. Sin embargo, mirando hacia adelante no resulta el mejor perfil para liderar el proceso de consolidación del sector que está a punto de comenzar en Europa. El nuevo, Andrea Orcel, banquero de inversión e italiano, sobre el papel parece la persona indicada para dar ese golpe de timón. La ventaja del banco español es que va por delante del resto de bancos europeos –incluidos los españoles claro– y debería ser capaz de sacarle partido a esa situación privilegiada. Aunque lleve unos años en la guarida, lo lleva en el ADN.
La sucesión en el BBVA ha sido una cuestión de calendario. Ha sido antes de lo que se esperaba y permite acallar las especulaciones sobre un eventual canto del cisne del presidente saliente en forma de operación corporativa. El papel que pueda jugar BBVA en la consolidación europea es otro, pues no tiene el tamaño suficiente como para liderar ningún proceso. De hecho, a las valoraciones actuales es más comprable que comprador. En este contexto, probablemente la mejor estrategia consista en ganar tamaño para entrar en la primera división de la banca europea y jugar sus cartas con una mano distinta. Aquí es donde entra Bankia. Su presidente incidió en que la salida es la privatización –en contraposición a la idea de bombero de volver a la banca pública–, aunque no a los precios actuales. El Ejecutivo es quien decide sobre la participación del FROB en Bankia y frente a la estrategia del anterior Gobierno, hay soluciones que tienen más sentido financiero, industrial y estratégico. Ahí lo dejo. Quizá el Gobierno actual no tenga tiempo para pensar en esta alternativa.
Para terminar, solo recordar que septiembre ha sido el punto de inflexión en lo que a la evolución del Euribor a 12 meses se refiere, un indicador de la rentabilidad esperada de toda la banca. Es, sin duda, el detonante de lo que vaya a pasar luego.
Artículo publicado en ABC.
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