Bankia y el juego de las sillas

La semana pasada, coincidiendo con el fin de mes, presentaron resultados muchas de las compañías cotizadas españolas, que apuran prácticamente hasta el último día hábil para comunicar el cierre del año pasado. Del aluvión de datos podemos concluir que los resultados en general han sido muy buenos, incluso han sorprendido por ser algo mejores de lo esperado. Además, las indicaciones que están dando para 2018 también son positivas. Más madera, esto es la guerra.

20180305 EQED jriturriagaY de todas las presentaciones que he podido ver, me quedo con la del plan estratégico de Bankia. Se trata de un ejercicio que permite sacar la cabeza de la centrifugadora del día a día y mirar las cosas con perspectiva para formar una opinión que trascienda del rabioso corto plazo, que es lo que nos confunde en muchos casos. De todo ello destacaría dos aspectos fundamentales para tener una idea sobre el valor del banco. Por un lado, el salto en rentabilidad que estiman para los dos próximos años. Entre las razones que hay tras estos mayores retornos, la asunción que hacen del repunte del Euribor a doce meses –que es a lo que están ligadas gran parte de la cartera hipotecaria– es bastante razonable. Es una muy buena prueba del enorme apalancamiento que tienen los bancos a la normalización de los tipos de interés que, por cierto, ya ha empezado. A la hora de valorar un banco, da igual que esta subida llegue dentro de un año o dentro de dos, la clave es entender que lo anormal e insostenible es la situación actual. Suficiente es que, con el nivel de tipos de interés, los bancos ganen dinero. Si nos lo hubieran dicho hace unos años, no nos lo hubiéramos creído.

Por otro lado, las sinergias en costes de la compra de BMN son mayores de lo que se apuntó en un primer momento. De ello se desprende lo que algunos ya intuíamos: las fusiones entre bancos locales crean valor al accionista –200 millones de euros menos en costes son 200 millones de beneficios a los que pueden aplicar el múltiplo que consideren oportuno– y por lo tanto el proceso de concentración, más pronto que tarde, va a ir a más. Los compradores saben que en doce o dieciocho meses van a tener que pagar un precio superior al actual en un momento en el que, por el proceso de integración que está en marcha, lo lógico es acelerar los tiempos para que ningún otro nos quite la silla.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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