El banco español publicó los resultados del año pasado y han sido los mejores de su historia. Ha sido la primera entidad española en volver a los resultados previos a la crisis. Lo más importante, sin embargo, ha sido la evolución de las distintas líneas de la cuenta de resultados sirve para poner en cuarentena el mantra de que los bancos españoles no pueden volver a ser rentables. Empezando por el final, el banco registró una rentabilidad de doble dígito el año pasado. Y siendo eminentemente hipotecario, con los tipos de interés en mínimos nunca vistos, sin ningún tipo de ayuda pública y en el que todavía pesa más la cartera antigua que la nueva, ha tenido rentabilidades de doble dígito. Sin duda es para descubrirse.
Además, marca el camino al resto de la banca nacional y demuestra que en el entorno de competencia actual, tras la enorme restructuración del sistema financiero español, la presión en márgenes, si acaso, ha disminuido. Las grandes tendencias de la banca minorista española se pueden resumir en una estabilización del diferencial de tipos al que se contratan los créditos, la reducción del coste de los depósitos bancarios, la fuerte caída de la mora y el incremento progresivo de las comisiones. Todo ello en un entorno en el que, como aclaró Draghi hace pocos días, la banca europea no tiene problemas de capital y la armonización de los criterios para provisionar no van a suponer mayores dotaciones.
Así la ausencia de rentabilidad no es un argumento válido, aunque no por ello las entidades van a dejar de utilizarlo como coartada para la inminente última fase del proceso de concentración de la banca en Europa. Draghi quiere fusiones transfronterizas, el supervisor español quiere que las antiguas cajas se integren en los bancos grandes y los bancos grandes quieren aumentar su cuota de mercado en el mercado español. Y es posible que algún extranjero aproveche la oportunidad de –por fin– entrar en un mercado en el que hasta ahora ha sido imposible alcanzar una cuota de mercado decente. El baile de sillas está a punto de empezar y Bankinter tiene difícil participar. Ni puede ser comprado porque tiene un accionista de control, ni tiene tamaño suficiente como para pegar un buen bocado. Lástima.
Artículo publicado en ABC.
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