Foto: BCE
Y el Banco Central Europeo (BCE) volvió a demostrar que cuando muchos van, la institución ya está de vuelta. Alargó los plazos de su intervención en el mercado y anunció la reducción del importe a partir de marzo del año que viene. Una de cal y otra de arena, manteniendo el difícil equilibrio en el juego de las siete y media en el que se ha convertido la política monetaria.
Con este anuncio, el BCE logra el doble mortal con tirabuzón: se va a llegar hasta donde sea necesario, pero el final se aproxima. Nadar y guardar la ropa en el difícil arte de lidiar con las expectativas del mercado.
Y éste ha recibido bien este mensaje. La política monetaria está siendo efectiva, esta es la clave. Por ello, en los próximos meses se van a ir reduciendo los estímulos, sin grandes alharacas ni gestos grandilocuentes, que para eso son banqueros centrales.
La lectura correcta es una vuelta gradual a la normalidad en la política monetaria. En cualquier caso, todavía nos encontramos lejos de políticas monetarias de corte restrictivo. Por tanto, tras varios años con el nivel de alarma máximo, empezamos el regreso a lo normal. Esta es la razón fundamental por la que el mercado lo recoge bien. El dominio de la situación y de los tiempos por parte de la autoridad monetaria, minimizan los eventuales riesgos que conlleva desandar el camino en materia de política monetaria.
En concreto, lo demostrado durante estos últimos años por el presidente del BCE, Mario Draghi, constituye la mejor garantía de que cuando toque pedirá carta y cuando no toque, pasará sin cambiar el gesto. No solo es la mano que llevas sino cómo la juegas.
Artículo publicado en ABC.
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