Las primarias demócratas siguen su curso. Y aunque lógicamente han perdido el protagonismo que pudieran tener hasta ahora –¿qué no lo ha hecho?– las noticias que llegan son halagüeñas para los mercados. Sanders, el candidato del Partido Demócrata, claramente escorado a la izquierda, ha perdido todas las opciones tras los últimos resultados. Sin duda es un alivio. La posibilidad de que las elecciones presidenciales americanas de noviembre se presentaran como un concurso de belleza entre populistas no era el escenario ideal en este momento.
Biden, por su lado, es el candidato del «establishment» demócrata, bastante centrado y con experiencia en gestión. Importa ahora ver con quién complementa lo que allí llaman el «ticket electoral» para conocer las opciones reales de los demócratas en noviembre.
En las últimas elecciones, Trump ganó por la mínima. Perdió en número de votos pero ganó en las circunscripciones clave, lo que le permitió sumar mayor número de delegados. Y aunque hasta hace pocas semanas parecía que tenía prácticamente garantizada la reelección, la ola de la crisis sanitaria le puede afectar.
Resulta difícil, como casi todo en estos días, tratar de anticipar ningún escenario, las cosas van muy rápido. Sin embargo, no parece que el planteamiento negacionista de Trump respecto a los riesgos del coronavirus tenga mucho recorrido, todo lo contrario. Sus excentricidades y su retórica populista tampoco tienen pinta de ser la mejor estrategia para gestionar una crisis de esta naturaleza.
Así las cosas, una de las carambolas que va a tener esta crisis puede ser la salida de un personaje tan grotesco como Trump. Su eventual salida sería una magnífica noticia, porque representa todo lo contrario que se necesita para enfrentarse y superar una crisis como la actual. Los planteamientos frentistas, cortos de miras y unilaterales, no son la solución. Esto pasa porque rememos todos al unísono y con una sola meta.
De aquí al martes posterior al primer lunes de noviembre de este año van a pasar muchas cosas. Tratar de anticiparse es terriblemente complejo, hay muchas variables y las cartas no están dadas. Sin embargo, que Sanders salga de la disputa de las primarias demócratas es un buen inicio: nos permite albergar la esperanza de un cambio de presidente en Estados Unidos en un momento en el que un perfil distinto sería bueno para los estadounidenses y para todos los demás.
Artículo publicado en ABC.
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