“Si una potencial guerra nuclear con Corea del Norte no ha logrado que el mundo venda Facebook, Apple, Google o Amazon, no tiene pinta de que la incertidumbre sobre si continúa o no Trump vaya a hacerlo”. Estas son las palabras del responsable de trading de un importante banco de inversión americano y yo las comparto. Creo que el ruido en torno al eventual impechment del presidente americano, ha sido una excusa como otra cualquiera para que las bolsas corrigieran algo. Sin embargo, la reacción de los mercados desde las elecciones presidenciales sirve para demostrar que, por norma general, los inversores magnifican el riesgo político.
Antes de que saliera elegido, Trump era la peor de las opciones y su triunfo se leía como el advenimiento del fin del mundo. Ganó contra pronóstico y la Bolsa cerró la jornada subiendo. Tras su elección, y a pesar de lo convulso que ha sido el arranque de la legislatura, el mercado de valores americano ha subido con fuerza. En este periodo, el presidente no ha sido capaz de sacar adelante ninguna medida, se ha dado de bruces con un sistema político con capacidad de pararle los pies y no ha desperdiciado ninguna ocasión –sobre todo a golpe de tuit– para dar muestras de su carácter voluble y su falta de criterio.
Así las cosas, pensar que su posible salida sea una mala noticia para los inversores es mucho pensar. Entiendo que todos los días haya quienes traten de justificar las subidas y bajadas de la Bolsa y que relacionarlo con los temas de actualidad política resulta vistoso. Sin embargo, y el comportamiento de los índices desde la victoria de Trump constituye un magnífico ejemplo: la política poco tiene que ver con la evolución de los mercados. Importan otros factores -la evolución macro, los tipos de interés, los resultados empresariales- que sólo en escenarios extremos pueden verse afectados por la política.
Artículo publicado en ABC.
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