El ‘brexit’, una mala noticia para todos

Ya está. La carta está firmada y enviada. Reino Unido ha invocado el Artículo 50 del Tratado de Lisboa. No ha resultado el desenlace que esperaba Cameron cuando, en un rapto de soberbia, optó por convocar el famoso referéndum. Sin embargo, ya nos hemos lamentado suficiente, o por lo menos un poco. Otros, por el contrario, siguen pensando que de esta situación puede alguien salir bien parado y no es así. Es una mala noticia para la Unión Europea y peor aún para los británicos. Podremos ver las consecuencias –siendo benévolos– en un par de años. Son muchos los aspectos en los que se tienen que poner de acuerdo y no hay tiempo para dejarse llevar por la nostalgia.

Puede que rectifiquen durante el proceso o cuando se hayan fijado las condiciones y se entienda bien el alcance de la decisión, o puede que no. Algo tan simple como el peso relativo en el mundo que pasarán a tener tras el brexit puede ser muy fácil y a la vez muy difícil de entender. Como he leído esto días, en la Unión Europea hay dos tipos de países: los pequeños y los que todavía no saben que son pequeños.

En lo que se refiere al mercado, la reacción de los últimos días es un claro ejemplo de ese mayor relativismo en el que parece que nos encontramos ahora. Las cosas siguen su curso, ya se valorarán las consecuencias cuando toque y, sobre todo, cuando tengamos claras cuáles son. Entretanto, es de esperar que se imponga la cordura y que en la larga y procelosa negociación no se rompa nada, ya somos mayorcitos.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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