En los últimos días y coincidiendo con el cónclave que anualmente organiza el famoso inversor estadounidense Warren Buffett en Omaha, se ha conocido que ha comprado una participación en el capital de la tecnológica Amazon. Y de acuerdo a lo que dijo en una entrevista en la televisión americana, ha sido un idiota por no haberlo hecho antes.
A sus ochenta y ocho años, y tras haber sido uno de los grandes opositores de la inversión en el sector tecnológico, tira la toalla. Ya no considera que la acción esté cara, a pesar de que ha más que duplicado su precio desde principios de 2017 y que la está comprando prácticamente en máximos históricos.
No es la primera compañía tecnológica que incorpora a su cartera –en 2011 compró IBM y hoy Apple es una de las principales posiciones de su cartera– pero sí puede ser la más controvertida, ya que Amazon, a primera vista, resulta mucho menos intuitiva. La tesis de inversión no tiene que ver con lo conseguido hasta ahora por la «retailer» de internet, sino por lo que pueda venir por el lado del «cloud computing», donde desde luego Amazon tendrá mucho que decir.
Al parecer, el círculo de competencia del señor Buffett es mucho mayor que lo que algunos nos quieren hacer creer. Los sectores que más peso tienen ahora mismo en su cartera son las tecnológicas y los bancos. Parece que una vez más la sensatez sin prejuicios es lo que se impone. A estas alturas de su vida no va a ser prisionero de sus palabras y menos aún de las que algunos le puedan atribuir.
El tiempo dirá si su entrada en Amazon es un acierto o no, pero el oráculo de Omaha puede afirmar con rotundidad que no es rehén de ningún estereotipo. Más que estar en el grupo de los que predica, Buffett está en el bando de los que dan explicaciones.
Artículo publicado en ABC.
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