Calma política en Europa

El resultado de las elecciones francesas de ayer corroboran que el riesgo político en Europa ha muerto. No es que no vaya a ver más elecciones, ni que puedan ganar los de uno u otro partido. Quiero decir que la situación del todo extraordinaria en la que hemos vivido los últimos años, en la que gran parte de los comicios se han planteado en términos binarios, ha pasado a la historia. Se cierra un capítulo demasiado largo en el que la política ha tenido mucha más influencia de la que le corresponde en los mercados.

Y en el caso concreto de Europa continental, no solamente dejamos de ser el principal foco de riesgo, sino que nos hemos convertido en el espejo en el que los demás pueden mirarse. Y ha sido en cosa de muy poco tiempo. Hasta hace prácticamente cinco minutos estábamos hablando de la posibilidad de un gobierno radical en alguno de los grandes países europeos -Holanda, España, Francia- que pusiese en jaque al euro. Y de la noche a la mañana parece que ha cambiado el signo de los tiempos y, vistos los resultados de las últimas votaciones, se constata la pérdida de impulso del populismo.

El inversor internacional, en general, se ha visto muy influido por el ruido político, lo que ha rebajado considerablemente el peso de los activos europeos en sus carteras. De hecho, hasta hace poco había una parte de Europa que, directamente, no era invertible debido al riesgo de ruptura del euro que planeaba sobre el conjunto de los activos. Hoy parece que, sobre todo a los anglosajones, se les ha caído la venda y Europa ha vuelto a su radar por la puerta grande. Y lo más importante, acaba de pasar.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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