Del caos empresarial al crecimiento

Las sensaciones que transmiten los gestores de las compañías en los últimos tiempos han cambiado de la noche a la mañana. No tienen nada que ver con el pasado y dice mucho de lo sucedido en estos últimos años. Han pasado de las reducciones de costes para compensar caídas de ingresos, en algunos casos superiores al 50% –cifras de economía de guerra–, de reestructurar balances o de articular soluciones imaginativas para tapar vías de agua en el capital, a tener que gestionar el crecimiento. Ahí es nada. Lógicamente, les ha cambiado la cara. Y es que no tiene nada que ver tomar decisiones en las que te juegas el presente de la compañía, a tener que hacerlo para aprovechar mejor la coyuntura actual y seguir creciendo en el futuro.

20180528 EQED jriturriagaY es que, aunque ya se nos haya olvidado, lo normal es gestionar con el viento de cola, donde las implicaciones son otras, además de ser más divertido –lo que tampoco está mal–. Hay quienes han sido capaces de adaptarse antes y le están sacando chispas a la situación actual. Y hay quienes debido a la profundidad de las heridas aún tienen el brazo encogido. El ciclo acompaña a todas, pero a unas más que a otras.

Los espíritus animales de Keynes ya han echado a andar y las consecuencias son muchas. Entre otras, es un movimiento que se retroalimenta –el propio crecimiento genera más crecimiento– y hace que las empresas se vuelvan más atrevidas y planteen operaciones más imaginativas.

Tras muchos años en primera línea, se nos había olvidado lo que es el nuevo entorno. Habrá quien le saque más partido, seguro; pero es más divertido para todos. Y lo bueno es que aún nos queda mucho por delante.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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