Carta del Gestor | Diciembre 2018

El cierre de año aceleró las caídas de las bolsas y dejó muy malas sensaciones. El índice español
ha cerrado 2018 con una caída del 14,97% frente a la caída del 11,52% de Okavango Delta FI y el
3,04% de Kalahari FI.

Tras las últimas caídas, la distorsión en valoraciones de la bolsa española resulta enorme, de las
que se han visto pocas veces en la historia. Y lo más importante de todo, esta distorsión no está
de ninguna manera justificada. Es solo cuestión de tiempo que el polvo se asiente y que, una vez
más, la realidad y el sentido común se acaben imponiendo.

Es del todo comprensible la frustración de muchos inversores en bolsa europea durante los
últimos años. Sin embargo, esta frustración no constituye un argumento para vender bolsa, sino
para todo lo contrario. La paciencia, de nuevo, será la clave del éxito en las decisiones de
inversión. Así de fácil y así de difícil. Lógicamente, mantenerse incólume con el nivel ruido actual
no resulta una tarea agradable. Sin embargo, no hay otra alternativa.

Quizá la mejor forma de alimentar esa paciencia -y repito, entiendo que no es fácil-, es volver a
mirar los fundamentales, es decir, los beneficios año tras año de las empresas, las previsiones de
ingresos, los planes estratégicos, etc. Si se animan, podrán comprobar que en el caso concreto de
la renta variable española este ejercicio de análisis solo puede llevarnos a una conclusión: la
ineficiencia del mercado es absurda. Y, peor aún, desconocemos los motivos que la han
provocado. Puede ser una consecuencia de que estemos, junto con el resto de los mal llamados
países periféricos o incluso la zona euro en su conjunto, fuera del radar del gran inversor
internacional, que es quien realmente pone los precios a las cosas. También los fondos temáticos
o top down o la gestión cuantitativa, que en cierta medida retroalimenta los movimientos, pueden
tener su parte de culpa. O puede que sea algo que se me escapa. O incluso la suma de todo lo anterior. Sin embargo, con independencia de lo que haya detrás, lo importante es tener la
seguridad de que la razón siempre se acaba imponiendo.

Aunque ya lo he señalado en alguna carta anterior, la mejor prueba de la ineficiencia de la bolsa
española es que los inversores de corte oportunista estén comprando compañías cotizadas
españolas. Repito: los mal llamados fondos buitre pueden optar a las rentabilidades que exigen a
sus inversiones comprando en bolsa. Algo que, en sí mismo, es incongruente. Hoy, 2019, seis
años después del peor momento de la crisis, los Blackstone, Apollo, Cerberus y tantos otros,
siguen teniendo la puerta abierta para hacer operaciones con cotizadas españolas. No tiene
sentido. Este sinsentido y el “agosto” que están haciendo estos señores es lo que me hace ser
optimista sobre la corrección de esta enorme ineficiencia. O suben los precios o se lo compran
todo. Probablemente, lo que veamos será una mezcla de ambas.

Al margen de lo que dure este periodo de enajenación transitoria, me gustaría dejar claro que las
expectativas de la renta variable española son extraordinarias. La economía española sigue
creciendo a buen ritmo y sobre bases más sólidas. Seguimos en el arranque del ciclo y la siguiente
pata de recuperación viene de la mano del consumo, apoyada en la recuperación de empleo y,
recientemente, de los salarios. Son los primeros compases de un círculo virtuoso que va a tener
mucho más recorrido del que hoy se intuye. Los beneficios empresariales se recuperan y seguirán
haciéndolo. Y lo más importante, las valoraciones del conjunto de la bolsa española pueden
calificarse entre baratas y extraordinariamente baratas.

 

Cartera actual

El sesgo de la cartera no ha variado sustancialmente en los últimos tiempos.

La cartera continúa manteniendo una exposición muy marcada a los sectores claramente más baratos de la bolsa española: banca e inmobiliaria. El sinsentido de valoración es tan grande que están sentadas las bases para un aluvión de operaciones corporativas.

 

Visión de mercados

Con independencia de las mejores o peores sensaciones que pueda uno tener, si hoy no tiene bolsa española no la tenga nunca.

Es solo cuestión de tiempo -y no debería ser mucho, aunque es imposible de anticipar- que la bolsa suba y suba mucho. La única forma que conozco de participar de esta subida, cuando quiera que sea, es estando invertido.

Feliz año nuevo a todos.

José Ramón Iturriaga
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