El año ha arrancado como terminó el anterior. Las primeras semanas de 2017 confirman la mejora de la economía y el repunte de la inflación. Esto echa por tierra el planteamiento muy extendido de que la economía del mundo estaba condenada a lo que, de forma un tanto pomposa, se ha venido a llamar estancamiento secular. Y aunque el frente político sigue abierto y algunos titulares –o tuits en su caso- todavía provocan momentos de zozobra, sí parece que se ha instalado algo más de relativismo en lo que a las reacciones de mercado se refiere. Los miedos atávicos a un desenlace apocalíptico, que nos han tenido atenazados los últimos años, se embridan y la sensatez, una vez más, termina por imponerse. Así las cosas, el fondo ha subido en el mes un 1,47%.
Aunque resulte difícil de cuantificar, parece que ya está echando a rodar lo que Keynes calificó como animal spirits. Tras varios años, demasiados, en los que la depresión generalizada como consecuencia de la severa recesión que hemos vivido retroalimentaba la propia recesión, ya observamos síntomas de que algo está cambiando. El sentir general se recupera y el escepticismo se torna en un sentimiento difuso de mejora que anima a subirse al carro de la recuperación. Y además es un sentimiento progresivo y contagioso. Las incertidumbres políticas pesan menos en nuestro ánimo –a otro perro con el hueso del fin del mundo- y estas buenas sensaciones se extienden. Salvo catástrofe política, que en mi opinión se puede descartar, es previsible que la mejora se retroalimente y la recuperación vaya a más. No quiero decir que no haya incertidumbres. Titulares va a haber todos los días. Sin embargo, la constatación de la recuperación económica va a ganar el pulso -ya lo está ganando de hecho- a los seguidores de la filosofía de la sospecha.
Un ejemplo muy claro es lo que está pasando con los bancos españoles, ejemplo paradigmático de activo denostado en los últimos tiempos y magnífico termómetro de la recuperación económica en España. En cosa de pocas semanas son varias casas de análisis internacionales las que han cambiado su opinión sobre los mismos. Y quizá no sea tanto los argumentos que están trayendo para este revisar su opinión, sino el hecho de que estas dinámicas eran previsibles hace ya tiempo.
La más que probable fusión entre Bankia y BMN será la primera pieza de un dominó que va a reducir a la mitad el número de jugadores en España
La recuperación en márgenes, la caída de la mora y de las provisiones, la recuperación del sector inmobiliario –en concreto, el residencial-, la normalización de los tipos de interés, etc. Todo son tendencias que se veían venir desde hace tiempo, sin embargo, hasta ahora, nadie se atrevía a tirarse a la piscina. Y no se sabe bien por qué, en cosa de pocas semanas se está produciendo un vuelco en la opinión. Lo que los sabios hacen primero, el resto lo hace después.
Y la realidad es que cuando la razón se impone a la emoción, nos percatamos de que los fundamentales de la bolsa española son muy buenos. Crecimiento sólido y sostenido de la economía. Apalancamiento operativo enorme de las empresas con la normalización del ciclo de ingresos. Y valoraciones muy atractivas de la mayor parte de la bolsa española como consecuencia de las enormes distorsiones que se han producido en los últimos años, cuando España se encontraba en el epicentro de prácticamente todas las crisis que hemos sufrido.
Es bastante probable que esta mejora en la percepción se acelere en los próximos tiempos gracias al previsible incremento de actividad corporativa que ya se barrunta. En el sector bancario, la más que probable fusión entre Bankia y BMN será la primera pieza de un dominó que va a reducir a la mitad el número de jugadores en España. Pero no solo en este sector, también en el inmobiliario, el de los medios de comunicación, el industrial… prácticamente en todos hay ruido de sables. Este tipo de movimientos son buenos porque son un síntoma evidente del valor subyacente.
Movimientos
No hemos hecho movimientos de la cartera en lo que llevamos de año. Esta continúa con un sesgo muy fuerte a bancos y al ciclo en sus distintas versiones, por lo que está adquiriendo muy bien el movimiento de los mercados de los últimos meses, de la mano del reflation trade.
Visión de mercados
Estamos en unos de esos momentos, de esos pocos momentos, en los que se puede optar a rentabilidades muy altas. El sentimiento continúa siendo de enorme escepticismo -aunque empieza a remitir- y, sobre todo, la distorsión entre el precio y el valor de las acciones que tengo en cartera es muy abultada. Parece que el tren ha salido y todavía se está a tiempo de subir.
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