Comienza el baile en banca

El viento parece estar cambiando en el sector bancario. Estas son las sensaciones en referencia al regulador que uno de los máximos ejecutivos de un gran banco nacional compartió la semana pasada en una reunión con inversores. La regulación en los últimos años ha sido un agujero negro que ha lastrado al sector porque no se sabía muy bien hasta dónde podía llegar. Ahora parece que el regulador empieza a levantar el pie del cuello y no va a ir mucho más lejos, lo que desde luego supondrá un importante alivio para los bancos, que por fin sabrán a qué atenerse. Y no es un cambio menor, pues más allá de los retos y problemas del sector, seguramente la incertidumbre regulatoria, tan difícil de cuantificar, era lo que más lastraba la percepción de riesgo. Saber cuánto les cuestan a los bancos los tipos negativos resulta fácil de modelizar. La disrupción tecnológica es más difícil, pero no es exclusivo de este sector. La inseguridad jurídica que provoca un marco regulatorio sin límites claros es enorme.

La semana pasada, el principal banco italiano lanzó una opa hostil sobre una de las entidades medianas. Se trata de una operación que tiene todo el sentido económico, financiero e industrial, pero que hasta ahora no se había producido, seguramente porque no contaban con las suficientes garantías desde el punto de vista regulatorio. Ahora sí. Estos nuevos aires ya se notan. Esta operación es una magnífica noticia para el sector bancario italiano y europeo. 5.000 millones y una prima del 30% sobre la capitalización bursátil de la entidad comprada deberían servir para eliminar cualquier susceptibilidad sobre la solvencia del sector en Italia. Y, más importante aún, es una muestra de que la entidad compradora ha tenido visibilidad suficiente para hacer un movimiento de este tipo desde el punto de vista regulatorio.

La oferta de Intesa es el pistoletazo de salida a la consolidación del sector bancario italiano, pero no sólo. Detrás irán el resto de los países y llegarán las operaciones transfronterizas. Como en el cuento de la lechera, podríamos aplicar el múltiplo que han ofrecido por el banco italiano a las entidades españolas, pero no resulta recomendable.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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