Contraindicaciones de los tipos negativos

En el momento actual, no resulta fácil anticipar cuál puede ser la mejor opción del Banco Central Europeo en la reunión de esta semana. Con los tipos de referencia a cero, la tasa de depósito en negativo y gran parte de la curva de bonos soberanos europeos en negativo, no está del todo claro que el camino para estimular la economía sea empujar la cuerda en el mismo sentido. Y menos cuando ya sabemos que la estrategia actual tiene contraindicaciones.

Más allá del argumento fácil de que hubiera sido peor para todos –bancos incluidos– no haber hecho nada, si miramos hacia delante, reconociendo el indiscutible papel que ha tendido la política monetaria para sacarnos del hoyo, no parece que a estas alturas la mejor decisión sea bajar los tipos todavía más. Llevado al extremo, quien hoy no se compra una casa con hipotecas a tipo fijo a 30 años por debajo del 2%, no deja de hacerlo porque las condiciones de financiación sean malas. Además, tipos más bajos tienen un innegable impacto en la rentabilidad de los bancos que son –conviene no olvidarlo– la correa de transmisión de la política monetaria. Sin embargo, la práctica totalidad de las entidades financieras en Europa cotizan muy por debajo de su valor en libros, con rentabilidades por debajo de su coste de capital, a niveles similares o incluso inferiores de los peores momentos de la crisis financiera.

Así las cosas, para que sus políticas sean efectivas, el Banco Central Europeo tiene que compensar a los bancos. No tiene sentido que los tipos que cobra (¡cobra!) a los bancos por sus depósitos en el propio Banco Central repercutan en su cuenta de resultados: no es que no quieran prestar, es que no hay demanda. También puede facilitarles líneas de financiación en mejores condiciones para que puedan defender sus cuentas hasta que los miedos macroeconómicos se vayan disipando y los problemas de rentabilidad no se conviertan en problemas de solvencia.

La señora Lagarde –Draghi ya está de salida– lo tendría más fácil si las economías de la zona euro que tienen margen de actuación, se dieran alguna alegría por el lado fiscal. De lo que no hay duda es que tienen que salir del callejón sin salida al que, en cierta medida, les ha empujado el mercado.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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