Les pongo en contexto. Playa gaditana, dos de la tarde, conversación típica de quienes nos dedicamos al mundo de las inversiones con nuestros amigos o conocidos por estas fechas estivales. Intercambiados los habituales comentarios de cortesía, todos directos al grano para no dejar escapar a la presa.
Si hay algo de suerte, la política se deja para el final. “Las cosas no van bien», suele decirse en primer lugar. Clásico comentario que se puede replicar con una batería de datos contundentes a los que el interlocutor no suele prestar demasiada atención pues permanece al acecho, con cara de absoluto escepticismo y su contrarréplica entre los dientes. «Ya, ya pero la Bolsa no levanta cabeza», respuesta automática y señal de que son peores las sensaciones que han transmitido los grandes titulares este año que la realidad que hay detrás de ellos. La Bolsa americana marcó nuevos máximos históricos –sí, históricos– y el lS europeo ha recuperado gran parte de la corrección tras el referéndum británico.
Ante algunos datos, nuestro interlocutor comienza a ceder y para que no nos vengamos arriba interrumpe la argumentación poniendo encima de la mesa la situación política. «Todo eso está muy bien pero vamos de cabeza a unas terceras elecciones que echarán todo por tierra». Incluso los hay todavía más agoreros: «se está tramando algo, el silencio de Pablo Iglesias es significativo». Ante lo que yo tampoco puedo decir mucho pues, como decía Sánchez Ferlosio, nadie quiere que le convenzan de nada.
Y si antes no he tenido que rescatar a alguno de mis hijos de las olas, hay quien termina por echarme en cara una supuesta obligación de ser optimista por dedicarme a la inversión en los mercados. No suelo responder, pues a este punto ya llego con la lengua fuera, pero la realidad es que no tengo ninguna obligación más que la establecida en la política de inversión y el resultado de mis análisis. Sí estoy obligado, porque me va mucho en ello, a no dejarme llevar por miedos atávicos o análisis superficiales que ofrecen llamativos titulares pero no un mejor conocimiento de lo que acontece. Si no lo viera como lo veo no haría lo que hago, a mí nadie me obliga.
Artículo publicado en ABC.
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