El presidente ya no sonríe, ¿qué tendrá el presidente? Poco les ha durado la alegría a los nuevos inquilinos de La Moncloa, pues no han tardado mucho en toparse con la realidad. La política de gestos no tiene mucho recorrido si nadie te baila el agua y, desde luego, todos los demás también están en campaña. De las sonrisas a los reproches en cosa de pocas semanas. Hasta aquí han llegado con los eslóganes.
Lo peor de que no hayan sacado adelante el techo de gasto es que se les han visto las costuras. ¿De verdad se creen aquello de que el dinero público no es de nadie? ¿Y que los bancos van a ser solidarios? ¿Y que cuanto más gasto público mejor? La cuestión central radica en que ahora no se trata tan solo de construir un relato electoral. Con el reciente recuerdo de lo ocurrido con Rodríguez Zapatero, lo que de verdad sorprende es que haya vuelto al mismo argumentario fútil. Por eso da la impresión que el verdadero problema es que no se saben la lección de hoy para España. Y es que al final, el aforismo resulta cierto: de donde no hay no se puede sacar.
El revolcón parlamentario, la contestación de los bancos o los «amigos» independentistas le han devuelto el gesto adusto al presidente. Ya no hay sonrisas ni fotos de manos. Vuelven la bronca y los reproches. Los gestos audaces, que los hubo, ya están en el olvido. Se está desmoronando el planteamiento de legislatura y las alarmas se estarán disparando en el despacho del señor Redondo. Así no, Pedro, así no.
Las caras largas, las broncas parlamentarias, las verdades del barquero y los desplantes desmontan la estrategia del asesor político de moda. El Pedro del «no es no» ha regresado y no trae buenos recuerdos a nadie.
No tardarán en tocar a rebato. Lo lógico sería que convocara elecciones cuanto antes para intentar recoger algo de lo sembrado antes de que haya poco que salvar. El reloj ya está corriendo mientras que el expresidente Zapatero acaba de hacer una de sus profecías: tenemos Gobierno socialista para largo. En fin…
Visto lo visto, no se puede descartar que quieran apurar hasta el último minuto las mieles de La Moncloa.
Artículo publicado en ABC.
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