El dólar, cómodo

La sorpresa de este año está siendo el comportamiento del dólar. Su depreciación en lo que llevamos de 2017 está cogiendo al personal con el paso cambiado. Sobre el mercado de divisas, yo comparto la opinión de Alan Greenspan, otrora famoso presidente de la Reserva Federal americana: además de ser el más profundo del mundo, recoge muy bien toda la información, razón por la que anticipar su comportamiento resulta una quimera. Por eso creo que hacer predicciones –más aún sobre el futuro– constituye un ejercicio completamente baladí.

Con esta salvaguarda o premisa, en la depreciación del dólar tiene mucho que ver la cada vez menor probabilidad de que el nuevo presidente americano, todavía flamante, vaya a ser capaz de sacar adelante las reformas económicas previstas. El choque de Trump con la realidad está siendo sin contemplaciones. Por el momento, no ha sido capaz de sacar adelante ninguna medida y, por lo hemos podido ver en los últimos días, parece que va a tener problemas para sacar adelante los Presupuestos, incluso con los miembros de su propio partido.

Queda claro que no sé qué pasará en el futuro próximo con el dólar. Subirá, bajará para luego volver a subir y a bajar. Lo único que parece más o menos claro, a tenor de lo que hemos visto este año, es que en el rango de 1,05 – 1,15 dólares por euro todas las partes implicadas se encuentran cómodas. Cuando se aprecia mucho los americanos levantan la mano, y al revés. Y en esos niveles se encuentra, más o menos, el punto de equilibrio que determina la paridad de poder adquisitivo, esto es, que un ingeniero de la Siemens cobre lo mismo por el mismo trabajo en Ohio que en Baviera.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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