El Gobierno tambaleante

Cada vez que han venido curvas sucede lo mismo: resurge el riesgo de ruptura del euro porque alguno de los países miembros decide tirar por la calle del medio. Y quizá lo sorprendente es que volvemos a caer en este argumento a pesar de saber que una eventual salida del euro –que en la práctica sería complicadísimo– no interesa a nadie. Ni a los países más fuertes, ni a los demás.

Repasando los últimos años, hay ejemplos que hablan por sí mismos. Grecia, en su momento, con un referéndum en el que votaron por salirse del euro, acabó optando por quedarse y aceptar unas condiciones leoninas.

En Italia, tanto en la época de Berlusconi como en la de Salvini, se culpaba a Europa de todos sus males y ya sabemos cómo acabó el pulso: ambos fueron sacados del gobierno y sustituidos por perfiles de corte tecnócrata.

El Gobierno español, a pesar de las limitaciones y contradicciones que esta crisis ha desvelado en toda su crudeza, no ha insinuado en ningún momento que la solución a nuestros problemas sea salir de Europa. Ni siquiera han amagado, si acaso algún guiño a sus parroquias. Estos gestos, justificados tanto por el momento como por los buenos resultados que han generado en el pasado a los partidos de izquierda, se han magnificado, levantando mucha polvareda que no se corresponde con la realidad de los hechos.

Llevado al extremo y entendiendo que el principal objetivo de los políticos es su supervivencia, una estrategia de enfrentamiento con Europa que acabe con unas cuantas cucharadas de jarabe de prima de riesgo es lo que menos interese a este Gobierno. En este punto, lo único que podría devolver a la vida a este Ejecutivo tambaleante sería una recuperación económica más o menos rápida, y eso no pasa por visitar de nuevo el cuarto del miedo en Bruselas.

Es evidente que lo han hecho muy mal, pero la solución no debe llegar porque las cosas empeoren. El tan manido «cuanto peor, mejor» no aplica cuando eres tú quien está al frente. La única salida para el Ejecutivo es que la mejora sea tan rápida que enmascare todo lo anterior. Ni con esas probablemente.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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