Una de las dudas habituales durante los últimos años es si el consumidor norteamericano va a levantar cabeza o no. La crítica se fundamenta en lo que está tardando esta vez en recuperarse el principal motor de la economía americana. Si observamos los datos históricos, los consumidores americanos tradicionalmente han tardado menos tiempo en volver a coger tracción. Hoy, más de un lustro después de que Estados Unidos saliera de la recesión, todavía continúa renqueante.
Pero esta vez ha sido diferente, pues la recesión ha sido mucho mayor y duradera de cualquier otra que podamos recordar. Y a pesar de ello, no nos encontramos ante un nuevo paradigma, no ha cambiado el modelo de economía norteamericana, sus ciudadanos no se han convertido al ahorro de un día para otro ni han dejado de consumir. Lo que sucede es que ante la resaca de la recesión que han dejado atrás recientemente no lo han podido hacer hasta ahora. Hoy, por fin, los sueldos empiezan a levantar cabeza. Hoy también, el crédito en Estados Unidos recupera actividad y cada vez fluye con mayor normalidad. Son, precisamente, estas dos variables las que más han tardado en recuperarse en esta ocasión.
Ahora bien, los últimos datos apuntan a que el consumo está recuperando el pulso. Lo que no es de extrañar cuando, con algunos años de retraso, Estados Unidos disfruta actualmente de pleno empleo. Los sueldos comienzan a recuperar parte del terreno perdido y el crédito vuelve a fluir. El consumidor vuelve a ser protagonista. Por lo tanto, la diferencia más probable que este ciclo va a tener respecto a los anteriores será su longevidad. La recesión ha sido colosal y la vuelta a la normalidad difícil, pero ahora tenemos por delante varios años buenos que van a hacer de este ciclo uno más duradero, aunque no distinto, que los anteriores.
Artículo publicado en ABC.
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