El temor de los mercados

El mercado está a vueltas con el repunte de contagios en Estados Unidos, donde se han recuperado los niveles de contagio de los peores momentos de la epidemia, encendiendo las alertas de los inversores. Y es lógico. El mercado no ve con buenos ojos la posibilidad de nuevos confinamientos u otras medidas contundentes como las que se adoptaron al inicio de la pandemia, pues las consecuencias económicas son enormes. Sin embargo, la situación actual no resulta comparable por muchas razones.

El repunte actual tiene un origen múltiple y resulta difícil establecer relaciones de causalidad exactas. Probablemente, más que con un levantamiento de las restricciones demasiado temprano, los brotes tienen que ver con el bajo grado de cumplimiento de las medidas que sí han sido efectivas en otros territorios: la llamada distancia social, el uso de la mascarilla, evitar las aglomeraciones en lugares cerrados, etc… Los lugares donde se han producido los mayores repuntes no han sido especialmente cumplidores.

Por otro lado, hay que señalar que se ha incrementado sustancialmente el número de pruebas realizadas, por lo que hoy se diagnostican un número mucho mayor de casos que antes. La edad media de los nuevos diagnosticados es sustancialmente inferior a los de hace unos meses y el porcentaje de asintomáticos detectados es muy superior. De hecho, las cifras de ingresos hospitalarios, pero sobre todo de ingresos en cuidados intensivos y fallecimientos, no tienen nada que ver.

Además de no ser comparables, resulta improbable que se vuelvan a adoptar medidas como las que se adoptaron en la primera oleada. Ahora sabemos que fueron exageradas, una consecuencia de la violenta e inesperada irrupción de la epidemia. Con todo, los rebrotes, más que probables, resultan inevitables. Lo que sí se va a evitar a toda costa son medidas tan duras como el confinamiento total de la población –la excepción es Lérida–.

Y a medida que asimilemos que es posible convivir con este virus mientras se desarrolla un tratamiento eficaz o una vacuna, los inversores, es decir, los mercados, volverán su mirada hacia la economía.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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