Los economistas estamos a vueltas con el regreso a la actividad económica. Copiando a los anglosajones, nos hemos dedicado a tirar de sopa de letras para ponerle nombre a la forma que dibuje la recuperación de la economía. «V», «U», «L», o incluso el símbolo de Nike, son los más manidos. La velocidad de la recuperación va a depender de cuánto duren las medidas excepcionales adoptadas para controlar la pandemia y cómo de efectivas sean las medidas monetarias y fiscales que se han adoptado en todo el mundo. Estamos en tierra ignota. Nunca se había parado la economía, por lo que no sabemos cómo será vuelta a la normalidad.
Sobre la duración de las medidas, la diferencia entre los países que mejor lo han hecho y los que peor es de semanas. En Wuhan, que hace dos meses era la zona cero, hoy han vuelto a cierta normalidad. En el otro extremo, Austria, que ha sido un país muy efectivo en el control del virus, ya ha anunciado un calendario para la reapertura empezando por el pequeño comercio.
El ritmo de reapertura dependerá de la evolución de la pandemia, y parece poco probable que se puedan producir nuevos brotes en el futuro una vez que conocemos mejor la epidemia y sabemos qué hacer para ser efectivos en su control. Esta es la gran duda para estimar el comportamiento de la economía.
Para que la recuperación fuera en forma de «V» tendrá que demostrarse –como por otra parte así parece– que las medidas para controlar el Covid19 son efectivas y que en el proceso de reapertura económica no hay retrocesos. Además, las medidas que se han adoptado por bancos centrales y gobiernos tendrían que ser efectivas y tanto el tejido productivo como la confianza del consumidor deberían mantenerse más o menos indemnes.
Esa «V» podría ser una «U» si el ritmo de retirada de las restricciones no es tan rápido como en los países que van por delante o porque las medidas adoptadas para salvaguardar la economía no han sido del todo efectivas. Tanto el consumidor como las empresas tardarían más en volver a cierta normalidad.
En el escenario en «L», como se pueden imaginar, todo sale mal. Con estos ingredientes, veremos cuál es el escenario que se acaba imponiendo.
Y aunque hoy podamos estar algo más constructivos que hace unos días, debe imponerse la prudencia en una crisis que va muy rápido para mal, pero también para bien.
Artículo publicado en ABC.
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