Sé que es misión imposible. Es un ejercicio que tiene un punto masoquista: convencerles no sólo de que las cosas en España van bien, sino que van a ir mejor. Los últimos datos que hemos conocido dejan poco margen al debate, siendo muy probable que se tengan que revisar al alza las ya revisadas estimaciones de crecimiento de nuestra economía para este año. A diferencia de otros días, no les voy a aburrir con las distintas cifras macroeconómicas –que son muchas y buenas– sino que les voy a hablar de percepciones que puede que ustedes compartan, o no. Es algo que se puede detectar en la calle. Cualquiera que se fuera de puente hace diez días seguro que percibió que las cosas van mejor. Muchos coches en la carretera, hoteles y restaurantes llenos, comercios abarrotados. O quienes estén siguiendo el mercado inmobiliario en los últimos meses: la subida de los precios ya está llegando al residencial. O las personas que vayan a ser contratadas para la campaña de Navidad de los grandes almacenes o las empresas de logística. O los que tienen un hotel en un valle de los pirineos. O una tienda del aeropuerto.
Y ese es el punto en el que nos encontramos ahora, y lo peor está ya por detrás. La propia recuperación propicia más recuperación. Estamos ante el despertar de lo que Keynes llamó animal spirits. La mejora de la confianza por parte de los actores económicos hace que la recuperación se retroalimente, y a medida que la alegría se va haciendo más evidente, estos espíritus animales se contagian.
El cambio que se ha producido en España resulta evidente, ¡y lo que le queda! La siguiente pata de la recuperación va a venir del sector inmobiliario, en el que, tras unos años de enorme ajuste, la escasez de oferta marca el inicio de un nuevo ciclo que si bien no será como el último –y es de agradecer-, sí va a suponer un empujón al PIB y al empleo.
Podemos hablar de la deuda o del déficit, poner a caldo a los bancos centrales e incluso adoptar una postura solemne y trascendental, pero no podemos negar la evidencia: España no sólo va bien sino que va a ir mejor.
Artículo publicado en ABC.
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