Los indicadores económicos adelantados –los que ayudan a anticipar un periodo de crecimiento– conocidos en lo que llevamos de año permiten afirmar que España va a volver a crecer muy cerca del 3% por tercer ejercicio consecutivo. Si se confirmara, dicha tasa de crecimiento batirá con creces, un año más, las estimaciones de los organismos internacionales –FMI, OCDE–, de los bancos de inversión extranjeros y de las casas de análisis nacionales –aunque estas van mejor encaminadas–.
Además, en lo cualitativo, España va a seguir creciendo igual de bien que en los últimos años. Sector exterior, inversión extranjera directa y consumo continuarán siendo los motores de nuestra economía, lo que confirma la transformación del modelo productivo que ha sentado las bases para un crecimiento más sano y con mucho mayor recorrido.
A todo lo anterior habría que sumar las eventuales sorpresas positivas, como un menor precio del petróleo, mayor crecimiento del resto del mundo y, sobre todo, una recuperación acelerada de la construcción residencial en España. Lo importante es que ahora la economía crece a muy buen ritmo sin que la construcción lidere el movimiento, lo que constituye la mejor demostración del cambio de modelo económico de nuestro país en los últimos tiempos. Con todo, también es buena noticia que el residencial se recupere pues se trata de un sector muy intensivo en mano de obra.
En resumen, en términos de crecimiento, el arranque del año está siendo mejor de lo esperado a nivel global y en España particularmente. Y lo mejor es que, a pesar de todo lo que se escucha por ahí fuera, no hay razones para que se tuerza.
Artículo publicado en ABC.
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