España y los inversores

La semana pasada, el «Financial Times» dedicaba una de sus secciones («Big Read») a España. En el extenso artículo se hacía referencia al gran interés de los «private equity» en nuestro país. Hasta tal punto que los calificaba como una nueva plaga de langosta. Enfatizaba que la entrada de estos inversores de carácter financiero se estaba traduciendo en reestructuraciones empresariales y aumento del desempleo en un país en el que el paro sigue siendo el principal problema; un enfoque que debería haber sido otro. En cualquier caso, es el propio interés que suscita España como destino de estos inversores, enormemente sofisticados, lo más importante de la noticia.

Hoy los sospechosos habituales –Blackstone, Cerberus, Lonestar, etc.– campan a sus anchas por la Península por la buena oportunidad que consideran que representa España. Con independencia del sector o del tamaño, están invirtiendo en todo tipo de compañías. Y tal vez lo más destacable sea que también están comprando compañías cotizadas, que quizá es lo que más debería chirriar desde el punto de vista del inversor bursátil. Piénsenlo: que hoy, ya en 2019, este tipo de inversores pueda optar en Bolsa a los retornos que ellos exigen, constituye probablemente la mejor prueba de la oportunidad histórica que hay en el mercado español.

Tercera semana del año, tercera semana de subidas. Podemos hacer como los que buscan excusas a diario en las páginas de los periódicos para estar indignados y perder el tren. O, como están haciendo los más listos de la clase, no dejarnos llevar por el ruido y aprovechar la enorme oportunidad que tenemos delante de nuestras narices.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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