Estados Unidos y la curva de tipos de interés

La semana pasada asistí a una charla de la economista jefe de uno de los grandes bancos de inversión americanos. Con respecto al momento de ciclo económico, uno de los interrogantes principales que sobrevuelan los mercados como pájaro de mal agüero, enfatizó aspectos interesantes. Desde el consabido «los ciclos no mueren de viejos», a temas que quizá estemos pasando por alto. A pesar de que en términos de duración el ciclo actual de la economía americana está cerca de máximos, la diferencia con ciclos anteriores es que la expansión de crédito no empezó hasta 2014. Y es precisamente ese el mejor termómetro para medir la proximidad de una economía al sobrecalentamiento.

20180924 EQED jriturriagaA diferencia de ciclos anteriores, la expansión de la economía y la del crédito no han ido de la mano. La primera parte de la recuperación se produjo con el crédito todavía contrayéndose, como también está pasando en Europa. De hecho, en España, tras cuatro años de crecimiento, 2018 va a ser el primer ejercicio en el que el crédito crecerá muy tímidamente. Este es el motivo principal por la que las referencias históricas han perdido cualquier valor.

Tampoco hizo especial hincapié en otro de los grandes debates actuales en el mundo económico: el aplanamiento de la curva de tipos americana (esto quiere decir que la diferencia entre el tipo de interés por la deuda a dos y a diez años es prácticamente ninguna). Esta raya teórica que une estos dos puntos (la curva de tipos de interés) se ha utilizado históricamente para anticipar recesiones. En la medida que el mercado descontaba que se aproximaba un periodo recesivo, la curva de tipos de interés se invertía –esto es: el tipo corto se iba por encima del largo–, ya que se anticipaba una bajada de tipos de interés por parte de los bancos centrales. «Esta vez puede ser distinta». El hecho de que los bancos centrales hayan estado interviniendo en el mercado de crédito de la forma que lo han hecho ha desvirtuado este análisis. Y, por otra parte, el hecho de que, en Europa, como consecuencia de la intervención del BCE, los tipos permanezcan anclados hace que el juego de relativos desvirtúe la interpretación de los movimientos de la curva.

Lo que hay que preguntarse en este punto es si la curva de tipos de interés es la causa o la consecuencia. Y, lógicamente, es la consecuencia. Hoy no está anticipando el final de ningún ciclo, en tanto que las condiciones financieras continúan siendo extraordinariamente laxas.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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