En las últimas semanas no sólo se está produciendo una rotación en Bolsa entre aquellos sectores que mejor lo habían hecho los últimos años y los que estaban más baratos y olvidados, sino que también hay una cierta rotación geográfica. En los últimos diez años, no hay dudas de que el caballo ganador ha sido Estados Unidos gracias, sobre todo, al sector tecnológico. Por el contrario, la Bolsa europea ha sido sin duda la que peor lo ha hecho y sus índices de referencia siguen lejos de los máximos de 2015. Y en algunos casos no sólo eso: en la Bolsa española estamos en los mismos niveles que en el año 97 del siglo pasado.
Además, las idas y venidas de la Bolsa esta última semana sirven para confirmar que la guerra comercial es lo que marca el tempo en los mercados. Los amagos de los últimos días han tenido su reflejo en los diferentes activos.
Ahora, tal y como parece razonable pensar, si la sangre no llega al río, las dinámicas de los últimos meses, que lógicamente benefician a la Bolsa europea –y a algunas más que a otras– deberían continuar.
Las dudas políticas sobre Europa han disminuido claramente. Con independencia de cual sea el resultado de las elecciones británicas, podemos descartar un desenlace desordenado del Brexit. Italia ya es historia. Y de verdad que, aunque pueda resultar sorprendente, lo que suceda aquí no importa en lo que a los mercados se refiere.
Este movimiento está cogiendo a todo el mundo con el pie cambiado. Lo que, lejos de ser una mala noticia, es la mejor posible para que tenga recorrido. Así las cosas, lo más probable que quienes esperan más de lo mismo en 2020 se equivoquen.
Artículo publicado en ABC.
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