Mientras los mercados seguían instalados en la locura de las últimas semanas sin ninguna explicación evidente, la vida continuó. Sin ir más lejos, la constructora francesa Vinci compraba el 50% del aeropuerto de Gatwick a un grupo de inversores financiero. Hasta ahí todo normal, operaciones de este estilo se anuncian prácticamente a diario.
Además de que el aluvión de operaciones corporativas continúe en las actuales circunstancias de mercado, creo que hay otra reflexión que merece la pena: las valoraciones que se desprenden de estas operaciones se encuentran muy por encima de la cotización en Bolsa de empresas comprables.
Las conclusiones son muchas. Por un lado, a pesar del empeño de algunos agoreros, no estamos en una situación comparable a 2008 o 2012. El mercado de capitales continúa funcionando con absoluta normalidad y las caídas de las Bolsas son solo eso, caídas en Bolsas y no el anticipo de nada.
Por otro lado, el hecho de que se estén pagando múltiplos mucho más altos de a lo que cotizan las empresas en Bolsa, sólo tienen una lectura: la Bolsa está insultantemente barata. Los inversores que están haciendo estas operaciones, ya sean industriales –como en el caso del aeropuerto inglés– o financieros –como hemos visto en otros muchos casos–, no han perdido la cabeza. A los precios que están comprando los números salen.
Si, por ejemplo, aplicamos la valoración del aeropuerto Gatwick al 25% de Heathrow que tiene la compañía española Ferrovial, el incremento de valor resulta notable. Y no hay razón para que resulte equivocado.
La locura del mercado continuará el tiempo que tenga que continuar. Sin embargo, lo que vemos por fuera confirma que es una aberración. Y de esta situación se sale con incrementos en los precios, o por un aluvión de operaciones corporativas que arrase las Bolsas. Probablemente sea una mezcla de las dos.
Artículo publicado en ABC.
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