Gestión activa y sector financiero

En una semana muy convulsa para el mercado que se iniciaba con subidas en el sector financiero español, la ampliación de uno de los bancos más importantes del país ha sido protagonista, levantando los miedos de muchos analistas. Sin embargo, no debemos permitir que los árboles nos impidan ver el bosque: el sector goza de buena solvencia gracias al saneamiento y recapitalización del mismo durante los últimos años y buenas expectativas de ingresos si se mantiene la intensidad de la recuperación económica.

JRI-201600530-jose-ramon-iturriagaLa gestión activa por análisis fundamental consiste en invertir en una cartera de acciones seleccionadas en función de la diferencia entre el precio al que cotizan y el valor que estima el equipo gestor. Se seleccionan aquellas compañías que ofrecen mayor potencial de revalorización con independencia de su ponderación en los índices de referencia y de lo controvertidas que puedan resultar. El objetivo siempre es maximizar el retorno en el largo plazo, lo que requiere de dosis de paciencia por parte de los partícipes. La clave reside en acertar más veces de las que uno se equivoca.

Hoy la inversión en el sector financiero español resulta algo ‘contrarian’, es decir, contradice la opinión mayoritaria del mercado, algo habitual cuando se buscan distorsiones significativas en la valoración de las acciones. Nuestros bancos cotizan a precios atractivos tras una transformación muy amplia y aunque el escenario futuro se presenta complejo por los bajos tipos de interés, no podemos obviar que nos encontramos en la primera fase de la recuperación. Atendiendo a esos criterios de valoración, el conjunto del sector financiero español (junto con el inmobiliario) es uno de los más atractivos de Europa. El precio a pagar es la volatilidad y en ocasiones resulta elevado.

El entorno también es muy relevante en la toma de decisiones. En el caso de los bancos españoles, tanto la mejora del crédito como la recuperación del inmobiliario permiten ser optimistas con los ingresos de los bancos que, además, mientras esto sucede, siguen conteniendo sus gastos. Sabiendo que el precio es una cuestión de oferta y demanda, hay muchos factores exógenos a las empresas que pueden cambiar su cotización, como por ejemplo un entorno propicio para operaciones corporativas. Cuestiones que los gestores activos también debemos tener en cuenta para ofrecer mejores resultados que los índices de referencia en el largo plazo y que no siempre llegan cuando uno espera.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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