Horizonte despejado

La semana pasada, en una reunión con inversores profesionales, analizamos las razones que podrían explicar las últimas caídas en los mercados: desaceleración de la economía china, consecuencias de la caída del precio del petróleo, situación de los bancos europeos, ventas forzadas de fondos soberanos de países productores de petróleo, profecías autocumplidas, etc. Nada nuevo bajo el sol. Todos los argumentos que salieron a la luz fueron los mismos que llevamos desollando en estas página durante las últimas entregas. Llegados a este punto y observando que tampoco éramos capaces de aportar nada original, nos preguntamos qué debería suceder para que todo vuelva a la normalidad: ¿qué hay ahora que nos permita ser optimistas con el futuro próximo?

eqed-febrero-2016-jriturriaga-jose-ramon-iturriagaPor un lado, cabe descartar la posibilidad del descarrilamiento de la economía mundial. De momento, parece que el mundo no da síntomas de agotamiento, sigue creciendo, puede que algo menos por la menor contribución de las economías emergentes, pero no estamos entrando en una crisis global. En el entorno actual de tipos de interés, de precios del petróleo y de tasas de desempleo en las grandes economías desarrolladas, parece harto improbable que el mundo pueda entrar en recesión. Además, los indicadores de actividad con los que hemos arrancado el año no apuntan en esa dirección: se sigue creando empleo, se venden más coches y se compran más iPhone.

China, por su parte, y más allá de las dificultades que pueda tener su economía –algo que nunca llegaremos a saber bien– parece no querer entrar en una guerra de divisas, que era lo que podría romper la baraja. Y el precio del petróleo, tras la intervención de la OPEP, parece estabilizarse sin que la sangre haya llegado al río en el sistema financiero mundial.

Así que no se trata tanto de lo que tiene que pasar, sino lo que ya está pasando. En la medida que el mismo paso del tiempo confirme que no estamos a las puertas de un 2008, las aguas deberían volver a su cauce. Y es probable que, ante la liquidez reinante, no tardemos mucho en desandar el camino andado.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
Últimas entradas de José Ramón Iturriaga (ver todo)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.