El comportamiento del precio de las acciones de la compañía en las últimas semanas quizá sea un buen termómetro del tono del mercado. Hace unas semanas, tras la publicación de resultados, la acción cayó un 10% sin ninguna explicación. Tras darle un par de vueltas, la caída solo se puede achacar a la interpretación que un bróker de Bolsa española realizó de la comunicación de resultados del día anterior. El hecho de que la compañía no diera indicaciones sobre sus previsiones para el año que viene, unido a que emplazaron a la comunidad inversora a una revisión del plan estratégico para el próximo verano, hizo que se dispararan las alarmas, o al menos las de un bróker nacional. La conclusión más extendida en el mercado fue que la compañía pretendía transmitir con ello que no iban a cumplir con los objetivos marcados para el año 2018.
Bastó una llamada a la compañía para concluir que o bien había sido un error de comunicación, o bien una interpretación un poco alarmista por parte de algún analista. Evidentemente las explicaciones que dio la compañía cayeron en saco roto, el mercado sigue con la enajenación que arrastra desde hace un tiempo y ha preferido dar pábulo a cualquier interpretación sesgada en vez de atender los argumentos contrarios. Es el signo de los tiempos.
Con todo, soy de los que entienden esta situación en clave de oportunidad y no como un riesgo. Este punto esquizofrénico de los mercados provoca mayores idas y venidas de los precios de las acciones, más volatilidad, lo que evidencia una enorme ineficiencia, que quien no se deje llevar por la manada podrá aprovechar.
Artículo publicado en ABC.
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