Inflación y deuda pública

Llevamos muchos años sin hablar de la inflación y no parece que esto vaya a cambiar a corto plazo, más bien todo lo contrario. Si acaso, la evolución de los precios apuntará en la dirección opuesta durante los próximos meses. La fortísima contracción de la actividad y las caídas de los precios de las materias primas darán alas a algunos titulares encabezados con la palabra deflación.

Ahora bien, si miramos hacia adelante las cosas podrían cambiar. Al aluvión de estímulos económicos hay sumar la novedad que ha supuesto en esta crisis la ruptura de las cadenas de suministro y cómo eso podría terminar trasladándose a los precios.

Los paquetes de estímulo no tienen precedente. Los bancos centrales, con la lección muy bien aprendida, han reaccionado muy pronto y con medidas que duplican con creces las que utilizaron en la crisis anterior, lo que ha permitido cortar de raíz cualquier amago de crisis financiera derivada de la contracción de la actividad económica. Por el lado fiscal, las medidas de estímulo anunciadas por las distintas regiones son también inéditas. Las principales economías del mundo –todas– están incrementando el gasto público de forma sincronizada y contundente. Y sin duda es lo correcto.

Todos tenemos claro que en las circunstancias actuales la ortodoxia mal entendida no conduce a ningún lado. Parece claro que no solo los bancos centrales sino todos los agentes económicos de relevancia tienen la lección muy bien aprendida de la última crisis.

Se ha hecho lo correcto y lo más probable es que funcione. Por lo tanto, en un espacio muy corto de tiempo –en esta crisis los tiempos se miden por semanas– es probable que veamos cómo la recuperación empieza a trasladarse a los precios. En este entorno, con niveles elevadísimos de deuda pública, resulta lógico que la tolerancia de los bancos centrales a la inflación sea diferente. Y el camino menos traumático para reducir la deuda es permitir que las tasas de crecimientos reales –nominal más la inflación– se sitúen por encima del déficit público.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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