Aún están a tiempo de invertir en España

Todos los días, titulares como los nuevos máximos de unas y otras bolsas –la semana pasada se marcaron nuevos históricos de la Bolsa americana– y sin embargo la que nos toca más de cerca, la española, no está para muchas celebraciones. Estamos lejos de los mínimos de marzo de 2009, pero los máximos de aproximadamente un año antes parecen otro planeta.

Las razones que hay tras el peor comportamiento de las bolsas europeas, y en concreto de la española, radican fundamentalmente en la composición de sus índices. En el viejo continente, el peso de compañías financieras -bancos y seguros- es muy superior al de otros mercados. Si se analiza con detalle de la evolución de los distintos sectores europeos que los componen, se observa que todos están cotizando lejos de sus máximos. Solo en algunos índices europeos, en los que el peso del sector financiero es menor, se han logrado recuperar los máximos previos.

Sin embargo, el caso de la Bolsa española merece una reflexión a parte. Si miramos atrás, España ha sido el epicentro de prácticamente todas las crisis que hemos vivido en estos últimos años. Empezando por la financiera de 2008, hasta el reciente auge del populismo en la política europea. Por el camino hemos sufrido la peor recesión de nuestra historia, una crisis de confianza descomunal sobre el futuro del euro y distintos episodios geopolíticos -ébola incluido- en los que nuestro país siempre ha tenido significativas cuotas de protagonismo. De hecho, dejó de ser invertible en 2012, coincidiendo con el peor momento de la crisis del euro. Posteriormente, España fue considerada el principal riesgo a ojos de los grandes inversores extranjeros debido al brote populista en nuestra política. Como alguna vez he contado, hace dos años, Larry Fink, presidente de una de las gestoras de fondos de inversión más grande del mundo, comentaba en presentaciones y conferencias que una de sus mayores preocupaciones tenía nombre y apellidos: Pablo Iglesias.

Todo lo anterior ha lastrado a nuestra Bolsa -y también a otros activos con denominación de origen español-, quedando fuera del radar del inversor institucional. Pero ya no quedan excusas: España está entrando por la puerta grande del inversor internacional. Están todavía a tiempo.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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