Jackson Hole ofrece pocas pistas

El aquelarre de banqueros centrales en las montañas de Wyoming trajo pocas sorpresas. Los discursos de los principales protagonistas se centraron más en reivindicar el éxito de sus políticas estos últimos años, ofreciendo pocas pistas sobre sus próximos movimientos. Flotaba, quizás, en el ambiente la sensación de misión cumplida. Y con razón. Si echamos la mirada unos años atrás, la labor de las autoridades monetarias mundiales ha sido titánica. La transformación de la economía del mundo y en el sistema financiero, en particular, es extraordinaria. Y si ha habido alguien que ha estado a la altura han sido los banqueros centrales. En concreto Bernanke y Draghi -en ningún caso Trichet-.

El americano porque fue el primero en coger el toro por los cuernos y enseñar el camino al resto. Y el italiano porque ha sido capaz de torcer la mano a los alemanes, rompiendo con el pasado y salvando el mayor envite que ha tenido hasta ahora el euro con planteamientos monetarios inimaginables hace pocos años.

Lo que tienen por delante no resulta comparable a lo hecho hasta ahora. Se trata de ver como se seca la pintura de la pared y no precipitarse. Sin prisa irán desandando el camino, con la legitimidad cosechada durante los últimos tiempos. El nuevo monetarismo ha evitado que la crisis económica de 2008 se tornara en una depresión sin precedentes. Deberíamos, por lo menos, reconocérselo.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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