La clave: el tiempo de recuperación

La publicación del cuadro macroeconómico causó un enorme revuelo la semana pasada. Y no es para menos: el Gobierno prevé que el PIB se contraiga este año por encima de un 9% y que el déficit y la deuda se incrementen también notablemente.

Como siempre en este tipo de análisis, resulta muy difícil mantener al margen las emociones. Lo que no hay duda, y así lo ponen de manifiesto los números que conocimos la semana pasada, es que las medidas que se adopten para reactivar la economía en esta situación excepcional no están para nada enfrentadas con el control de la enfermedad, todo lo contrario. Lo más importante es la velocidad y la efectividad de la desescalada y preservar así el tejido productivo español que, no hay que olvidar, es quien da empleo.

El planteamiento que ha hecho el Gobierno es un marco que debe poder adaptarse a la evolución de la enfermedad –para mal pero también para bien– y las necesidades específicas de cada uno de los sectores. A diferencia de otros países, en España se volverá a la actividad en todos los sectores a la vez, sin dejar atrás a actividades tan importantes para nuestra economía como la hostelería, y es un acierto. Todas las actividades tienen que adaptarse a la nueva realidad y cuanto antes empiecen mejor. El tiempo que tardemos en volver a la velocidad de crucero no es baladí.

El detalle de las medidas por sectores tiene que ser algo consensuado con cada uno de ellos, porque sus necesidades son distintas y establecer las prioridades será una de las claves del éxito (sanitario y económico); no son tiempos de imposiciones administrativas y sí de humildad y colaboración público-privada.

Todavía siguen siendo muchas más las cosas que desconocemos que las que conocemos sobre la evolución de esta crisis. Es una situación inédita. Y las previsiones basadas en análisis estáticos son papel mojado. El éxito de la gestión económica del Gobierno no vendrá determinado por el nivel de contracción del PIB en 2020, ya que algunas variables importantes –turistas extranjeros, por ejemplo– no dependen únicamente de nuestra gestión, aunque también. El indicador clave para medir su acierto será el tiempo que tardemos en volver a la casilla de inicio. No hay que hablar tanto en términos de crisis sino de recuperación, que, por cierto, ya ha comenzado, las peores semanas están por detrás.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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