El aprobado real decreto por el recientemente Gobierno sobre el mercado del alquiler es un muy buen ejemplo de cómo conseguir lo contrario de lo que se pretende. Si la idea es tener un mercado de alquiler más profundo, que incentive un incremento de la oferta de viviendas en alquiler y que ésta se traslade a los precios, las medidas que se han adoptado son del todo contraproducentes. Y, básicamente, la falsa protección de los inquilinos a través de contratos más largos y mayores dificultades para recuperar la casa en caso de impago, no incentiva en absoluto a los propietarios. Es así de sencillo.
Es lo que pasa cuando se legisla de cara a la galería, en busca de grandes titulares, sin tener ni idea. El sector del alquiler es un mercado de propietarios y medidas populistas no hacen más que menoscabar la certidumbre, un factor clave para que los dueños de las casas las pongan en el mercado.
Resulta sorprendente que la crítica a este real decreto se centra en que no se han «atrevido» con los precios, algo que en coherencia con el análisis tan básico que acabamos de hacer hubiera sido la puntilla para un mercado en el que el problema es la falta de oferta.
Detrás de todo esto, además de la ignorancia, está la legislación en clave electoral. Demagogia de «todo a cien» que puede llevarse por delante el sector del alquiler de viviendas en España. Resultaría deseable que en la tramitación parlamentaria se buscase un mayor equilibrio entre el arrendador y el arrendatario y que no se amparen en falsas premisas de protección del inquilino para intentar apuntarse un tanto de cara a la galería o las próximas citas electorales. Tarde o temprano, estas iniciativas se volverán contra el presidente, sin duda. Menos jugar con las emociones y más velar por el interés general.
Artículo publicado en ABC.
- Vacuna - 17 agosto, 2020
- Baile bancario - 17 agosto, 2020
- ¿Mercados eficientes? - 17 agosto, 2020