Tal y como se esperaba, la Reserva Federal americana bajó los tipos de interés un cuarto de punto porcentual la semana pasada. El mensaje, en cualquier caso, no fue para nada alarmante, todo lo contrario: la economía americana está aguantando razonablemente bien y, pese a la psicosis generalizada, no ven razones para ir mucho más allá. En cierta medida, confirmaron que eran rehenes de las expectativas que ellos mismos habían creado. Desde el punto de vista de los mercados el mensaje era redondo: la FED está ahí para lo que se necesite, pero de momento no parece que sea necesario ir mucho más allá
Al presidente Trump le hubiera gustado un recorte mayor. Los tipos de interés se han convertido en una de sus fijaciones. Y prácticamente a diario trata de influir de forma bastante grosera en las decisiones del Banco Central Americano. Es parte del show y del manual del político populista. De cara a sus votantes necesita identificar enemigos y quién mejor que la Reserva Federal, que es quien se encarga de fijar, por ejemplo, lo que les cuestan las hipotecas a los americanos de a pie. Además, y aunque pueda resultar algo burdo, se trata del mejor chivo expiatorio ante una eventual desaceleración económica. El presidente podrá decir que la economía se ha venido abajo no porque la guerra comercial que lidera y que, por supuesto, va ganando sin ningún menoscabo para la economía mundial, sino porque Powell no ha seguido sus indicaciones y no ha bajado los tipos.
Así las cosas, hay que quedarse con el mensaje del presidente de la Reserva Federal americana: la cosa no está tan mal como la pintan y, en cualquier caso, ellos están ahí para lo que haga falta. Esto contrasta con la idea que se ha instalado en el mercado de que la economía está tocada de ala y probablemente, si los tuits de Trump no lo impiden, el simple paso del tiempo se encargue de desmontar el enésimo hueso con el que está el mercado. Y Trump, aunque por momentos pueda parecer lo contrario, no tiene mucho incentivo para llevarse por delante la economía mundial.
Artículo publicado en ABC.
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