La gran pregunta a la hora de analizar el sector inmobiliario es el minuto de partido en el que nos encontramos. Y aunque algunos ya estén lanzando las campanas al vuelo de que hay síntomas de burbuja, los datos señalan de que todavía queda mucho partido por jugar. El ciclo económico en España tiene mucho carrete. Si el nuevo gobierno no se lleva por delante todo el trabajo hecho durante los últimos ejercicios, tenemos muchos años buenos por delante. Y el sector inmobiliario, lógicamente, tiene una enorme correlación con la economía. Ahora estamos a las puertas de una nueva fase de la que el sector se beneficiará mucho: creación de empleo con subidas de sueldo.
Además, se dan las circunstancias para que esta vez las cosas sean distintas. Por un lado, el perfil de las promotoras inmobiliarias líderes en el mercado español no tiene nada que ver con las del ciclo anterior. El grado de profesionalización de la industria es evidente y los criterios financieros mandan a la hora de tomar las decisiones. Y por otro, el sector financiero también es completamente distinto a entonces. De las más de sesenta entidades financieras que había antes de la crisis hemos pasado a algo más de diez actualmente. Y ya no hay conductores borrachos por las carreteras, no hay cajas tratando de salir de sus zonas de influencia o bancos que llegaron tarde al baile (del que salieron con los pies por delante). Los que quedan son mucho más prudentes a la hora de prestar y esa mayor prudencia redunda en beneficio de todos.
Menos promotoras y más profesionales con financiación más sensata hacen que la duración del ciclo vaya a ser mucho mayor de lo que se pueda anticipar. Si a lo anterior sumamos la distorsión tan enorme entre oferta y demanda tras diez años sin poner un ladrillo encima de otro, podemos concluir que tenemos ciclo para rato.
Artículo publicado en ABC.
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