Largo frente a corto plazo

Desde la crisis de Lehman –sí, una vez más hay que volver a este hito-, estamos dominados por la última noticia, por el rabioso corto plazo, por el análisis del instante. Una de las mayores secuelas de los últimos años, quizá la mayor, es haber enterrado la visión a largo plazo. Hemos sucumbido a las emociones y dado la espalda a la racionalidad. La inmediatez y la aversión al riesgo –con lo que esto quiera decir- dominan nuestros actos. El miedo nos ha atenazado en todos los ámbitos de la vida. Desde la decisión más trivial -cambiar de coche-, a la de un Consejo de administración a la hora de realizar su plan de inversiones estratégicas.

abc-020117-jriturriagaY aunque humano, es del todo erróneo no tomar las decisiones con la perspectiva suficiente. Tras más tiempo del que resultaba deseable –después de Lehman, el rosario de cisnes más o menos grises (nunca negros, por cierto) ha sido descomunal–, parece que ya toca que vuelva a imponerse el sentido común. 2017 va a constatar lo que ya se apuntaba a finales del año pasado y de forma más o menos paulatina, la racionalidad volverá a gobernar nuestras vidas.

Y esto es clave para que los animal spirits echen a andar: cierta paulatina vuelta a la normalidad va a incidir en una mayor tracción de la economía, desde los consumidores de a pie, a las grandes operaciones corporativas. Todo se va a beneficiar de que finalmente pasemos página a este periodo de miedo y catastrofismo, aunque es un proceso largo ya que desde prácticamente el crack de Lehman Brothers hay toda una década pérdida. Casi diez años en los que prácticamente una generación de consumidores, empresarios o consejos de administración han vivido con el corazón oprimido.

La mejora ya ha comenzado y en 2017 el proceso se va a acelerar porque en cierta medida se retroalimenta. Se comprarán más coches y casas y habrá un incremento notable de la actividad corporativa. Hay motivos para felicitarse, una vez más nos hemos sobrepuesto y hemos vencido al miedo que era, en palabras atribuidas a Roosevelt, lo único que debíamos temer. Feliz 2017.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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