Las promotoras, en puertas de años buenos

La promoción residencial en España tiene muy buena pinta. Tras diez años sin poner un ladrillo encima de otro, hoy las perspectivas del sector resultan muy halagüeñas. Las dudas que han suscitado algunas de las compañías cotizadas del sector, al rebajar sus expectativas de entrega de viviendas, no tienen nada que ver con el (buen) momento por el que atraviesa la demanda, se trata de un asunto operativo.

Por un lado, aunque se haya empezado a construir algo más, todavía estamos lejos de lo que podría considerarse como velocidad de crucero en la promoción residencial. La demanda está y, aunque puede que ya se haya digerido parte de la demanda embalsada que provocó la crisis, la oferta de vivienda nueva está lejos de las cifras que teóricamente representan las medias en un ciclo normal –algo en torno a las 150.000 casas–.

Aunque sigue habiendo «stock» de vivienda vacía, las regiones que aglutinan la demanda no disponen oferta suficiente. Además, el sector se ha transformado por completo los últimos años. Los equipos de gestión de los nuevos operadores, que van a concentrar gran parte del crecimiento futuro, tienen una fuerte vocación financiera, por lo que son poco probables los desmanes de la anterior burbuja. A lo anterior hay que sumar el importante cambio que se ha producido por el lado de la financiación, lo que ha sentado las bases para un crecimiento más ordenado y escalable que probablemente provoque una mayor concentración del sector.

Y en lo que respecta a la oferta, los cuellos de botella que se han producido en el arranque del ciclo se irán desatascando a medida que el sector coja tracción. El fondo del mercado es muy positivo y lo lógico es que vayamos a un mercado más ordenado (tanto por los tiempos de las licencias como por los costes) a medida que el engranaje se engrase. Por tanto, tenemos por delante años buenos en un sector muy importante para la economía española que a todos nos toca de cerca.

Artículo publicado en ABC.