En las últimas semanas, todas las partes parecen entonar la misma canción: una última vuelta de tuerca en el proceso de concentración bancaria resulta inevitable. Tanto el regulador, del que parece haber surgido la iniciativa, como los distintos bancos actúan en sintonía en este asunto. Cada vez que cualquiera de las partes implicadas ha tenido un micrófono cerca ha dicho lo mismo, la misma excusa: las ganancias de eficiencia. Y tirando de bola de cristal y observando la velocidad de los acontecimientos, podemos hacer cábalas sobre cómo puede quedar el sector en algunos meses.
Por un lado, hay un grupo de bancos pequeños, fundamentalmente antiguas cajas que se han visto obligadas a convertirse en bancos cotizados, que a ojos del regulador no tienen mucho sentido como independientes. La solución preferida por las autoridades pasa por un reparto entre los bancos grandes a su mejor criterio; la favorita de los implicados, probablemente, pase por juntarse entre ellos. Parece que, después de todo lo vivido durante los últimos años, al Banco de España no le va a temblar la mano a la hora de concluir el proceso de concentración del sector.
Por otro, está Bankia. Y aunque parece que una salida a plazos no represente la mejor forma de maximizar el precio (que es, lógicamente, el fin último del gobierno), el calendario de salida del FROB del capital de la entidad está ya a la vuelta de la esquina. Con ese proceso, las posibilidades de una fusión con algún grande se incrementan: resulta más fácil vender un 10% o un 15% de un gran banco –que sería la participación que tendría el FROB en la nueva entidad- que el 60% de uno mediano, cuando además todo el mundo sabe que estás forzado a hacerlo. Las sinergias de las integraciones bancarias son evidentes y el nuevo grupo sería probablemente el líder de la banca en España. Solo un nombre me viene a la cabeza como claro candidato por ser el caballero blanco del Gobierno en esta operación. Además, es probable que con este movimiento se abra la veda a otras operaciones paralizadas durante años por el clima general, pero no por falta de ganas.
En este contexto, podríamos ver un nuevo mapa bancario en España en poco tiempo y, seguramente, el número de jugadores se pueda contar con los dedos de una mano.
Artículo publicado en ABC.
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