Foto: J. J. Guillén
El año pasado no fue malo en términos macroeconómicos y con mucha probabilidad el 2016 será mejor. Las dinámicas de crecimiento van a seguir favoreciendo a las economías desarrolladas frente a las emergentes, que probablemente empiecen a recuperar parte del protagonismo perdido a lo largo del año que acabamos de arrancar.
En Estados Unidos, el consumidor está por fin levantando cabeza y todos los parámetros apuntan a una mejora a medida que la recuperación en sueldos se acentúe. En Europa es el consumidor alemán el que está recogiendo el testigo, lo que se está empezando a traducir en un reequilibrio de la balanza de pagos en la Unión. La noticia del año pasado fue que la economía china no descarriló y parece poco probable que lo haga en este. Seguiremos viendo las consecuencias del cambio de modelo productivo que el país ha implementado aunque nada como para escribir a casa.
En España, el ritmo de crecimiento del país seguirá muy por encima del resto de países europeos. La economía española tiene muchísima inercia y a lo largo de los próximos 12 meses se pondrá de manifiesto el cambio de modelo experimentado desde el inicio de la crisis. Las exportaciones, el consumo y la inversión van a permanecer como los tres pilares, creciendo muy cerca del 3%, creando empleo y atrayendo mucha inversión directa extranjera. Además, la descompresión política ayudará a que España vuelva al centro de las miradas del inversor internacional.
Artículo publicado en ABC.
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