MásMóvil es solo la primera

En esta crisis todo va más rápido de lo normal y los sospechosos habituales han tardado muy poco en dar su primer zarpazo. La semana pasada, dos de los principales grupos de capital riesgo a nivel global anunciaron una opa sobre MásMóvil, la compañía de telecomunicaciones española. Se trata de una operación que se ha cocinado en las semanas más duras del confinamiento y que, más allá de la lógica industrial que tiene, constituye una magnífica señal sobre cómo los jugadores más listos del mercado perciben esta crisis: como una oportunidad. Una muy buena y que, a diferencia de ciclos anteriores, hay que aprovechar cuanto antes.

Con independencia de si hay o no contraofertas y cuales pueden ser los movimientos de unos y otros, resulta interesante ampliar el foco y comprender mejor si lo que conocimos la semana pasada es un tiro al aire o el inicio de algo.

Si tenemos en cuenta las valoraciones de las compañías cotizadas españolas, la realidad es que están baratas, tanto en absoluto como desde luego en el relativo respecto al resto de mercados. Por otro lado, la gran cantidad de liquidez que hay en el mercado y las facilidades de acceso a la financiación parecen la guinda del pastel para un aluvión de operaciones corporativas. Pero, además, a todo lo anterior hay que sumar una de las principales particularidades de esta crisis: una fortísima caída y una recuperación muy rápida.

Tratar de anticipar este tipo de operaciones resulta muy complicado. Podríamos imaginar algunas con sentido industrial y financiero, aunque luego el sol sale por donde quiere. Parece evidente que la de MásMóvil solo es la primera de las operaciones de consolidación del sector de las telecomunicaciones en España. Y probablemente le seguirán otras tanto a nivel nacional como a nivel europeo, donde también el sector se está consolidando.

Los Bancos llevan tiempo en el punto de mira. La lógica de las fusiones se produce desde todos los puntos de vista: económico, financiero e industrial. Necesitan más de claridad sobre el alcance de la crisis en sus cuentas de resultados, pero cuando la tenga se va a reducir mucho el número de jugadores. Y dará comienzo el baile europeo.

Las valoraciones de las inmobiliarias hacen al sector susceptible de entrar en el juego. Hoy los descuentos con los que cotizan estas empresas con respecto a los precios a los que se cruzan las operaciones en el mercado real resultan absurdos. No tiene ningún sentido que el metro cuadrado valga menos en bolsa que en la economía real, únicamente por el hecho de cotizar.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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