Las medidas del BCE

Más allá de las medidas que el Banco Central Europeo adoptó la semana pasada y la posterior reacción de las bolsas, creo que la mayor enseñanza de la actuación de la institución es que en Frankfurt hay vida inteligente. En primer lugar, hay que destacar que estuvieron por encima de unas expectativas ya muy elevadas una vez más. Al margen del debate académico sobre la efectividad de las recientes políticas monetarias, los bancos centrales no tienen ninguna duda de cuál es el camino a seguir. Y han demostrado, además, que prefieren pecar de exceso que quedarse cortos con independencia de lo que piensen unos u otros. Quizá lo más llamativo ha sido que aún hubiera quien dudara del pragmatismo del economista italiano con el track record que ha tenido durante su mandato.

eqed-marzo-2016-jriturriagaNo han llegado hasta aquí para ser ellos mismos los que se lo lleven por delante. Así podría ser el análisis sencillo de las últimas medidas. El anuncio que más sorprendió a todos fue que no iban a continuar con las bajadas del tipo de interés al que retribuye el BCE los depósitos porque, llegados a este punto, resulta contraproducente. Tal y como vienen advirtiendo muchos agentes del mercado, -entre otros los propios bancos-, si un tipo de referencia demasiado bajo solo consigue, paradójicamente, que los bancos presten en peores condiciones –como así ha sido– es mejor pausar las rebajas.

Se persigue apoyar la recuperación económica, para lo que resulta necesario aumentar el volumen de créditos por parte de los bancos. Por lo tanto, y con mucha razón, el BCE ha optado por otro camino y las medidas que puso sobre la mesa demuestra que hay diferentes formas de hacerlo y no menos efectivas, más bien todo lo contrario.

La lección más importante es que el sentido común se ha impuesto –de nuevo– y todo lo que carece del mismo se queda en la prensa del ayer. Los sesudos análisis con los que nos hemos tropezado en estos meses podemos tirarlos a la papelera. A la misma que aquellos documentos que contemplaban la quiebra del sistema financiero español, la ruptura del euro o cualquiera de los escenarios mad max que tan habituales han sido en los últimos tiempos.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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