El martes pasado, el ministro de economía subió medio punto las estimaciones de crecimiento de la economía española para el año en curso y ya son tres los años consecutivos de recuperación, los dos últimos con un crecimiento superior al 3%, muy por encima del resto de países europeos. Lo más importante, como hemos comentado en otras ocasiones, es que esta recuperación no proviene de la construcción, lo que constituye el mejor indicador del cambio de modelo productivo que se ha producido en estos últimos años. Y sin duda el sector inmobiliario se va a recuperar, y es importante que lo haga, pero todavía lo es más que nuestra economía mantenga velocidad de crucero sin que la construcción sea el principal combustible.
En los últimos días hemos conocido excelentes datos de empleo y desempleo correspondientes a junio. En ese mismo mes se han matriculado 124.000 coches en España, el mejor dato en seis años y el cuarto mes consecutivo por encima de 100.000 unidades. Todo ello ha convertido al primer semestre en el mejor desde 2008. También en junio el gasto de los turistas internacionales aumentó un 8% y las pernoctaciones hoteleras un 10% en el mes anterior.
Continúa el dinamismo en el sector inmobiliario, con precios en aumento a un ritmo del 7%. La mejora de la financiación, precios atractivos y la demanda embalsada de los últimos años están detrás de esta recuperación. El último dato de compraventa de viviendas, el del mes de abril, muestra un crecimiento del 30% año contra año (los 12 meses anteriores respectos a los 12 más antiguos) y de un 10% frente al mes anterior.
El flujo de crédito también crece, aunque no el stock debido a que los vencimientos siguen siendo mayores que la nueva producción. La partida de crédito a pymes presenta un crecimiento interanual superior al 10% y el hipotecario, por ejemplo en abril, se incrementó un 100% en tasa interanual. El crédito al consumo lleva también un ritmo importante.
Si a todo lo anterior sumamos el resultado de las elecciones del pasado 26 de junio, que enterró la incertidumbre política y las posibilidades de un gobierno de corte populista –principal riesgo para los inversores– y que el impacto del brexit en España es muy limitado, tenemos la combinación perfecta para que la bolsa española sea uno de los activos con mejores perspectivas para los próximos años.
Artículo publicado en ABC.
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