Mutualizar la deuda: un debate sin sentido

La mutualización de la deuda por parte del BCE no es otra cosa que transferir riesgo de los países con cuentas más saneadas a los que las tienen peor, aunque se puede disfrazar como se quiera. El debate sobre la mutualización en Europa seguirá encima de la mesa, pero carece de sentido: ya se hace desde hace mucho tiempo. El mejor ejemplo son las compras de deuda por parte del Banco Central Europeo en el mercado secundario. Comenzaron en la crisis del euro y hoy las condiciones son mucho más laxas que entonces. Quizás no sea una forma evidente, pero en tanto que el banco central compra deuda de los distintos países de la zona euro –ahora también bonos griegos– no hay duda de que se está compartiendo el riesgo.

Los mecanismos de rescate que se articularon en la crisis del euro también son una fórmula de mutualización, en tanto que se financian en el mercado con la garantía solidaria de todos los países miembros. Lógicamente, quien se beneficia y se ha beneficiado de esta situación son los países más débiles, de ahí que vaya sujeto a condicionalidad. En su nueva versión, aquel dinero que vaya destinado a gasto sanitario no tendrá condiciones y, en cualquier caso, esa línea de financiación favorable continuará abierta para quien lo pueda necesitar. No hay que menospreciarlo, sobre todo por parte de los países a los que este mecanismo les permita acceder a deuda más barata que en el mercado.

El problema no es tanto si se mutualiza el riesgo de los países de la zona euro o no, sino cómo se plantea el debate: el de la superioridad moral de unos u otros. Y es un error porque se trata de un debate inocuo en el que nadie tiene toda la razón. Sin embargo, en tanto que haya intereses políticos, es una discusión que seguirá ahí

La mejor prueba de todo esto la encontramos en el doble discurso que el Gobierno ha mantenido en España durante la última semana. Mientras que en el Congreso de los Diputados el presidente enarbolaba discursos grandilocuentes sobre el momento de Europa y sus exigencias, el planteamiento español en el Eurogrupo, celebrado ese mismo día, fue mucho más pragmático y no cerró ninguna puerta. Es el signo de estos tiempos: la construcción de los relatos.

Artículo publicado en ABC.

José Ramón Iturriaga
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