La semana pasada conocimos la Encuesta de Población Activa del primer trimestre de 2019. Al publicarse en la recta final de la campaña electoral, la controversia suscitada fue mucho mayor de lo habitual. Los comentarios publicados eran inmediatamente ensalzados o puestos en cuestión según el color político de cada cual. Hoy, con la resaca de los resultados de ayer, es seguro que el análisis pasa mucho más desapercibido.
Lo mejor del dato de la semana pasada es que muestra la resiliencia de la economía española en un entorno de desaceleración de las principales economías europeas. El titular debería haber sido: el empleo coge tracción en España. No sólo se sigue creando empleo a buen ritmo, sino que el detalle de estos datos permite ser optimista con respecto al momento actual y las perspectivas de nuestra economía.
El número de ocupados crece a mayor ritmo que el trimestre anterior. El empleo privado avanza al compás del público, incluso a pesar de la aplicación de la subida del salario mínimo. Crecen más los contratos indefinidos que los temporales. Y en Cataluña, pese a crecer algo por debajo de la media del resto de España, no hay síntomas de debacle por ningún lado. Estas cuatro cosas nos deberían ayudar a ver que los datos publicados son buenos desde un punto de vista cuantitativo y, más importante aún, desde el cualitativo. Por otro lado, la composición sectorial es otro buen indicador del futuro del empleo. Aunque en general todos los sectores siguen creciendo –industria incluida a pesar del parón que ha habido en el resto del mundo–, lo que permite ser optimista es la recuperación del sector de la construcción. Tras muchos años de parálisis, es el sector que lidera la creación de empleo. Y no es que estemos volviendo a cometer los errores del pasado, como alguno de los agoreros habituales ha insinuado; es que un sector tan importante y tan intensivo en mano de obra empieza a levantar la cabeza. Y a tenor de los fundamentales de la construcción, no se trata de flor de un día que pueda descarrilar sin previo aviso, todo lo contrario. Así, la tregua que puede ofrecer la política estos días debe servir para analizar con detalle un dato tan importante como el de la semana pasada sin riesgo de que te machaquen los unos o los otros.
Artículo publicado en ABC.
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